domingo, 23 de agosto de 2015

"El Sol seguía quemando mi piel"





















Me encontraba en el ir y venir de los días comunes. Cuando tomas un poco de tu tiempo para hacer estas cosas que llamamos “importantes” supones que vas a tener que poner empeño para lograrlas.

En mi ciudad suele ser un tanto abrumador “andar dando vueltas por las cosas importantes” ya que el sistema público de transporte no es tan confortable como debería de ser. Las cosas que en verdad incomodan es el sol de la ciudad, el humo exagerado de los buses, la falta de zonas verdes en las calles, en fin un poco de tranquilidad para hacer estas “cosas importantes”.

De la lista de paradas que tenía que hacer, me detuve en aquella calle entre tantos edificios; había una venta de cds de la época de mi abuelo, una señora vendiendo frutas -con moscas alrededor-, una joven vendiendo “mangoneadas” (eran de fresa y de arrayan, pero seguían llamándose igual),  y por supuesto una calle principal en donde se vendía comida de todo tipo. Todas las señoras regordetas con sonrisas de diente a diente gritando ¡adelante amor, pase le tenemos sopita de frijoles, tortillitas calientes, y el plato es económico! Si logras detenerte a pensar todo la escena que sucede, te das cuenta que te encuentras en una pecera, en la cual todas estas señoras te quieren pescar. Mi abuela decía: El lugar que se encuentre más lleno, es el mejor. Y como buena nieta -solo en estos casos- seguí el buen consejo.

Todo estuvo muy bien, tal y como la señora lo había prometido. Y como dicen “Barriga llena, corazón contento”. No había nada que me impidiera seguir mi camino de hacer las “cosas importantes”. Hasta que llegué al lugar indicado y resulta que la Licenciada -quien sabe en qué-, no había llegado.

Al inicio me enojé, luego me reí tan fuerte que hasta el vigilante se me quedó viendo raro -tenía toda razón para hacerlo-. Tomé un poco de agua, y seguí en mi camino. El sol no quería esconderse ni por un segundo, seguía quemando mi piel. Caminando me di cuenta que la vida es difícil, y que muchas veces no nos va agradar el camino por cualquier factor.

La vida es una carta al azar, y lo que pueda suceder es solo una suposición. El camino es largo, y depende hasta donde quieras llegar, te puede costar más esfuerzo que en otras ocasiones. Si tu vida siempre es cuesta arriba, no dudes que la vista que algún día tendrás será la mejor.

En mi caso, pudo haber pasado que la Licenciada hubiese llegado, entonces yo me habría marchado feliz y contenta porque el viaje largo, caluroso y abrumador me habría servido para resolver mis asuntos; pero no fue así. Y el que no saliera así me ayudó a llegar hasta esta reflexión.



Pd: Si hay mucho sol usá protector, si hay mucho calor llevá un abanico. Ahh y si la Licenciada no está, entonces desahógate con su ayudante.

2 comentarios: